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Microdiversidad, el siguiente nivel en diversidad

Microdiversidad, el siguiente nivel en diversidad

Microdiversidad es mucho más que una palabra; es la llave que nos permite descubrir y valorar la riqueza única que cada persona aporta a nuestro entorno laboral.

En el vasto universo de la economía, existen dos grandes lentes a través de los cuales observamos el mundo: la macroeconomía y la microeconomía. La macro nos permite entender las tendencias globales, los movimientos de los mercados y las políticas que afectan a naciones enteras. La micro, en cambio, se sumerge en los detalles, en las decisiones individuales, en las particularidades de cada actor económico. Aunque ambas perspectivas están intrínsecamente relacionadas, cambiar de una a otra puede transformar radicalmente nuestra visión y comprensión de la realidad.

Lo mismo sucede con la diversidad. Hoy en día, solemos hablar y tratar la diversidad desde una mirada macro: categorías amplias como raza, género, religión, generación, orientación sexual o discapacidad. Son etiquetas que simplifican lo complejo, que nos ayudan a entender y a gestionar grandes grupos. Pero también, en esa simplificación, corremos el riesgo de encasillar, de reducir la riqueza única de cada persona a una o varias etiquetas, proyectando juicios, a menudo inconscientes, que pueden limitar el potencial de la organización y de sus integrantes.

 Microdiversidad, apreciando lo mejor del otro

La microdiversidad es esa mirada que nos invita a bajar a un nivel más profundo, más humano y más auténtico. Es dejar de lado los filtros de género, raza, religión, edad o cualquier otra categoría social, para centrarnos en la persona en su individualidad. Es detenerse a observar la singularidad de cada ser humano: sus fortalezas, motivaciones, historias, maneras únicas de brillar y aportar.

Es entender que cada empleado, cada colaborador, trae consigo un universo propio, lleno de matices, talentos y potenciales que no caben en ninguna etiqueta. La microdiversidad nos invita a reconocer que detrás de cada nombre y mujer hay una historia, una motivación y una forma particular de contribuir al equipo y a la organización.

¿Por qué apostar por la microdiversidad?

Porque «es una mirada que aprecia y reconoce lo mejor del otro», como afirma el CEO de Madavi, Fernando Iglesias.

  1. Reconoce y valora lo mejor del otro: Cuando dejamos de lado las etiquetas y nos enfocamos en la persona, podemos apreciar sus cualidades genuinas, sus talentos únicos y su forma particular de afrontar los desafíos.
  2. Conecta a las personas desde el aprecio: La microdiversidad fomenta relaciones basadas en el respeto y el reconocimiento auténtico. Cuando valoramos a cada individuo por lo que realmente es, se generan vínculos más profundos y genuinos.
  3. Hibrida fortalezas y talentos: Al entender la singularidad de cada uno, podemos combinar habilidades y conocimientos diversos para crear soluciones innovadoras y más completas. La diversidad micro permite que surjan sinergias que, sumadas, generan resultados extraordinarios.
  4. Construye un entorno más inclusivo y humano: La microdiversidad promueve un espacio donde cada persona se siente vista, escuchada y valorada en su totalidad. Esto no solo aumenta la motivación y el compromiso, sino que también impulsa la creatividad y la innovación.
  5. Activa lo mejor de cada uno: El reconocimiento desde la microdiversidad no es solo una valoración superficial; es un estímulo profundo que activa el potencial latente en cada individuo, generando un impacto positivo en su desempeño y en la cultura organizacional.

Por todo ello, según Iglesias, «la microdiversidad es el siguiente nivel en diversidad«: «¿Quién quiere ser reconocido por lo que es, tiene y puede ofrecer? Por sus motivaciones, fortalezas, conocimientos, experiencias…», plantea Fernando. La microdiversidad nos invita a apreciar lo mejor del otro, lo que sí tiene y lo que puede aportar.

Si quieres evolucionar de una mirada macro a una micro en materia de diversidad, podemos ayudarte: